Adornaré mi casa
con restos de naufragios,
encontrarán cobijo.
Cobrarán nueva vida
el brezo florecido,
las calas del camino.
Y sobre la ventana
recalarán estrellas
de mar, y caracolas
donde escuchar su canto.
Sobre los blancos muros
colocaré raíces,
de jara, ennegrecidas
para soñar que vivo
bajo el mar y contigo.